- Desde la tribuna del salón de plenos, el senador Gino Segura dijo a sus compañeros legisladores que “no podemos fallarle al pueblo”.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
CIUDAD DE MÉXICO.- En una mañana de discursos formales, trajes oscuros y papeleo legislativo, la voz del senador por Quintana Roo, Eugenio “Gino” Segura, irrumpió con fuerza en el Salón de Plenos del Senado. “No podemos fallarle al pueblo”, dijo, mirando al frente, a sus compañeras y compañeros legisladores, con la determinación de quien no solo sube a tribuna a leer, sino a comprometerse.
La atmósfera era solemne, como suele ser en las discusiones de reformas estructurales. Los murmullos cesaron por unos instantes cuando Segura comenzó a hablar. Su tema: la vivienda digna, no como una promesa electoral, sino como un derecho humano históricamente rezagado, y una deuda pendiente con miles de familias mexicanas.
“Durante décadas, el acceso a la vivienda estuvo condicionado por el mercado, por un modelo de cuates y de corrupción”, lanzó sin rodeos, provocando movimientos incómodos en algunas curules y asentimientos en otras.

El senador no se detuvo ahí. “No hay suficiente vivienda, no hay acceso a vivienda digna y hay viviendas en abandono”, agregó, mientras desplegaba argumentos que nacían no de los informes técnicos, sino del contacto con las calles de su estado.
El ambiente legislativo se tornó más expectante cuando recordó que el pasado 13 de febrero se aprobó una reforma histórica al INFONAVIT, una de esas reformas que no se celebran con fanfarrias, pero que podrían cambiarle la vida a millones. Con esta modificación legal, explicó, el instituto no solo otorgará créditos, sino que podrá construir directamente vivienda social, con el Estado retomando su papel rector.
“Con Morena damos un paso firme, con el compromiso de nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum, de construir por lo menos un millón de viviendas dignas en los próximos cinco años”, recalcó, mientras en el fondo algunos legisladores asentían y otros revisaban sus tablets.
Pero Gino Segura no se quedó en lo nacional. Como representante de Quintana Roo, hizo un llamado directo para que su estado, uno de los de mayor crecimiento poblacional, sea beneficiado con medidas específicas: simplificación de trámites administrativos, estímulos fiscales y regulación de predios.
“En la Cuarta Transformación sabemos que la vivienda no es mercancía, es un derecho humano”, dijo con firmeza, cerrando su intervención con aplausos que se mezclaron con el golpeteo de algunos escritorios. En el recinto, la rutina parlamentaria volvió a su cauce habitual.