- En la habitación donde Rosalía trabajó el contenido de su nuevo disco, Lux, la cantautora tenía un mapamundi, por eso es que el nuevo álbum de la cantautora tiene versos en 13 idiomas diferentes.
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CIUDAD DE MÉXICO.- En la habitación donde Rosalía trabajó el contenido de su nuevo disco, Lux, la cantautora tenía un mapamundi que llenó de broches y notas adhesivas con nombres de santas y sus historias, las cuales tomaba como inspiración porque crearon cosas que siglos después aún tienen sentido.
Tras leer hagiografías y poemas de mujeres de diferentes partes del mundo, quiso ubicar el hogar de la patrona de Francia, Juana de Arco, y el de la poetisa taoísta Sun Bu’er, así como los de Santa Olga de Kiev, Santa Rosa de Lima y Santa Teresa, por mencionar algunas.
Por ello, a la ganadora de dos premios Grammy le parece natural que el álbum que estrena hoy tenga versos cantados en 13 idiomas (inglés, francés, ucraniano, chino mandarín y latín, entre otros) y, además, que cuente con una esencia que, en cierto modo, evoque una sagrada comunión.
“Este disco tiene todos estos lenguajes de una forma muy intencional, porque la inspiración es la mística femenina. Pensaba, ¿por qué no usar estas lenguas para, de alguna manera, canalizar un poco desde ahí?”, apuntó la española, en un encuentro con medios en México para presentar su material.
Su concepto, trabajado durante tres años, se entiende desde la portada del álbum, donde ella aparece con un hábito religioso, el cual dice utilizar con todo respeto y a título de homenaje de la búsqueda espiritual.
La intérprete de “Despechá” valora tanto la fe que incluso dice sentirse a gusto con una frase que indica que un artista duda menos de su vocación cuando trabaja al servicio de Dios que cuando lo hace para sí mismo. Por ello, añadió incluso temas con los que se dice hecha para divinizar.
“Es un disco hecho desde el amor y sobre el amor, ha sido desde intentar entender al otro, y eso me ayuda también a entenderme a mí misma. Quiero entender qué estamos haciendo aquí.
“A través de acercarme desde la curiosidad y desde el amor por entender al otro y por entender mejor cómo el otro entiende la fe, cómo el otro entiende la espiritualidad, cómo el otro entiende estar en el mundo. Eso me permite, quizá, reconciliarme más con quien soy”, indicó.
Tal es el alcance de su arte que en su primer sencillo, “Berghain”, donde canta ópera en alemán, colabora con Björk.
Hace un par de días, la propia Madonna, criticada varias veces por su uso de símbolos religiosos, la calificó como verdaderamente visionaria, aunque Rosalía destacó que no busca provocación alguna.
“A mí, estar en un mundo como este, a veces es confuso, especialmente en un momento como el de hoy en día, donde no sabes bien lo que es verdad y lo que no. Es momento ‘¿objeto o pastel?’. Internet, fake news, la IA, videos de gatos hablando… es un poco una locura.
“En una era que parece que no es la era de la fe o de la certeza o de la verdad, quizás es más necesaria que nunca una fe o una certeza o una verdad. La que sea, la de cada uno, pero que lo sea, digo yo. Este disco, al final es mi verdad de aquí y ahora”, contó.
Después de trabajos tan aclamados como El Mal Querer y Motomami, la compositora, de 33 años, compartió que, sobre todo, aprendió a ser paciente con ella.
Le gustaría hacer una peregrinación, leer más libros, aprender ciertas recetas de cocina, pero se ha reconciliado con la idea de no poder hacer todo, desear menos y sí comprometerse con su arte.
“Lo que vertebra el disco son las palabras. Es un disco en que a veces casi iba antes la palabra que la música. Aunque me desvivo por la música, es como si en este caso estuviera al servicio del texto”, remarcó.




