- Cuando el futbol se volvió diplomacia: el día en que Sheinbaum, Trump y Carney compartieron escenario.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
WASHINGTON, D.C.- La mañana de este viernes 5 de diciembre amaneció tensa. En los alrededores del Convention Center, sede del sorteo del Mundial 2026, las calles se dividían entre aficionados al futbol y un discreto pero intenso despliegue de seguridad propio de una reunión diplomática de alto nivel.
No era para menos: por primera vez desde que Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México, se vería frente a frente con Donald Trump, el presidente de Estados Unidos que, desde su retorno al poder, ha revivido una retórica áspera contra México y Canadá.
A tan solo tres semanas de que expire la vigencia actual del USMCA, y en medio de una guerra arancelaria en escalada, el sorteo mundialista se convirtió —sin planearlo— en la plataforma política más simbólica del año.
MINUTO A MINUTO DEL ENCUENTRO
11:02 a.m. – El ambiente cambia
El público seguía pendiente de los bombos del sorteo cuando un murmullo recorrió el recinto. Las cámaras giraron hacia la entrada lateral. Por allí avanzaba Donald Trump, sonriente, acompañado de asesores y agentes del Servicio Secreto. A su lado, el secretario de Comercio. Su sola presencia desplazó el interés del fútbol hacia la diplomacia.
11:05 a.m. – Sheinbaum llega al recinto
Tres minutos después, entró Claudia Sheinbaum. Seria, concentrada, saludó a los organizadores. Su presencia buscaba ser institucional, pero la tensión era inevitable: observadores internacionales la miraban como a una jugadora que entra a un partido decisivo, sabiendo que cualquier gesto sería analizado.
11:08 a.m. – El encuentro visual
Antes de acercarse, Trump buscó a Sheinbaum con la mirada. Los flashes explotaron. Fue un instante breve, pero suficiente para que analistas de Washington hablaran de una simbólica “tregua visual”. Ningún discurso: solo un saludo medido, calculado, casi obligado por el protocolo del evento.
11:10 a.m. – Carney completa el triángulo
Mark Joseph Carney se unió a la escena. Con él, el ambiente se suavizó unos segundos. Pero la fotografía de los tres mandatarios juntos —México, Estados Unidos y Canadá— adquirió de inmediato un peso político inédito, justo cuando el tratado comercial que los une enfrenta su momento más delicado desde su firma.
11:13 a.m. – La foto que recorrería el mundo
Los tres fueron llamados al escenario principal como parte del guion del sorteo. La FIFA, buscando mostrar unidad continental, no imaginó que en ese escenario coincidieran tres gobiernos atravesados por tensiones:
Trump insiste en que el tratado comercial es abusivo, que México “no ha controlado la frontera”, y que Canadá “se aprovecha del mercado estadounidense”.
La imagen fue histórica, incluso para un evento global del fútbol.
11:18 a.m. – Conversación en los bordes del escenario
Mientras se presentaban las sedes y los grupos del Mundial, la prensa captó a Sheinbaum y Trump intercambiando palabras cortas.
No hubo sonrisas amplias; sí gestos diplomáticos. Según reportes, tocaron temas sensibles: aranceles, comercio y narcotráfico. No fue un diálogo extenso, pero sí el primero desde que ambos asumieron oficialmente sus cargos.
11:25 a.m. – El premio que agitó la sala
Cuando la FIFA anunció la entrega del recién creado “FIFA Peace Prize” a Donald Trump, el ambiente se fracturó. Hubo aplausos, sí, pero también miradas de sorpresa y susurros incómodos entre delegaciones europeas y latinoamericanas.
Medios de todo el mundo lo calificaron después como un gesto de propaganda más que de diplomacia real.
11:33 a.m. – La salida calculada
Al finalizar la ceremonia, Sheinbaum se retiró sin declaraciones improvisadas. Trump, por su parte, dijo brevemente a la prensa que pensaba “hablar pronto” de comercio con México y Canadá. Una frase que, para los mercados y diplomáticos, sonó más a advertencia que a anuncio.
EL SIMBOLISMO POLÍTICO DEL MOMENTO
La reunión no fue solo una coincidencia logística; fue un mensaje al continente.
Para México, significó la primera toma de contacto directo con un presidente estadounidense que ha escalado amenazas comerciales y ha insinuado acciones punitivas en la frontera.
Para Canadá, fue un recordatorio de que su relación con Washington también se encuentra en un terreno inestable.
Para Trump, fue una oportunidad para mostrarse como líder hemisférico justo antes del cierre del periodo vigente del tratado comercial.
Para la FIFA, fue una apuesta por la narrativa de unidad, aunque el contexto hizo que el evento se leyera como profundamente político.
El sorteo del Mundial funcionó como escenario involuntario de una diplomacia que no podía esperar.
A menos de un mes de la revisión del USMCA, la fotografía de los tres mandatarios juntos se lee más como un mensaje de urgencia que de cooperación.
FINAL. Un Mundial que arrancó con política, no con fútbol
Lo que debía ser una fiesta global deportiva se convirtió en un capítulo clave de la política norteamericana.
La imagen quedará en los archivos: Sheinbaum, Trump y Carney —juntos, tensos, obligados a sonreír— en un momento en que el comercio continental, la seguridad y la relación trilateral atraviesan uno de sus periodos más inciertos en décadas.
El balón aún no toca la cancha, pero el juego diplomático ya empezó.
