De amantes a enemigos: el culebrón tóxico de Trump y Musk

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Por KUKULKÁN

¡AY, EL AMOR! Tan intenso, tan volátil, tan… trumpesco. El último capítulo de esta telenovela política-económica protagonizada por Donald Trump y Elon Musk no decepciona. Después de compartir arrumacos públicos, halagos desmedidos y hasta proyectos de gobierno, ahora los ex BFFs han decidido lanzarse con todo… y sin anestesia.

HACE apenas unas semanas, Trump despedía a Musk del gobierno entre aplausos y agradecimientos. Todo era amor. Pero esta semana, el expresidente decidió que ya no siente mariposas en su ánimo por el magnate de Tesla y lo acusó de traición, deslealtad y, lo más imperdonable en su universo, de no rendirle pleitesía absoluta.

“ESTOY muy decepcionado con Elon”, soltó Trump en tono de drama familiar, como si hablara de un hijo descarriado. “He ayudado mucho a Elon”, agregó, sin que nadie se lo pidiera. Y es que, según Trump, la ingratitud de Musk tiene nombre: créditos fiscales para autos eléctricos. Sí, el romance murió por culpa del dinero (como siempre).

PERO Elon, que tiene ego del tamaño de Marte y una cuenta de X (antes Twitter) que no se calla nada, respondió con su ya clásico estilo de ricachón despechado: “Trump no habría ganado la elección sin mí”. Zas. Golpe directo al orgullo de The Donald, quien probablemente aún se está recuperando del zarpazo.

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LO QUE ANTES era una historia de éxito conjunto —Musk al mando del Departamento de Eficiencia Gubernamental, recortando presupuesto, eliminando programas y sembrando el caos con la misma alegría con la que lanza cohetes— hoy es una guerra de declaraciones. Trump acusa, Musk responde. Y viceversa. Como cualquier pareja en proceso de divorcio, pero con millones de dólares y poder de por medio.

LA GOTA que derramó el vaso fue la oposición de Musk a la nueva ley de recortes fiscales y de gastos que Trump promueve como el corazón de su agenda. Elon, en plan moralista financiero, dijo que aumentará el déficit federal. Trump, en plan despechado, dijo que Musk sólo está molesto porque ya no forma parte del club. Y para cerrar el capítulo, dejó esta joya: “Algunos se van de mi gobierno y me extrañan. Otros se vuelven hostiles”. Elon, claramente, ya está en la categoría de “ex rencoroso”.

MIENTRAS tanto, las acciones de Tesla caen como relación en crisis. Wall Street, que adora el drama, pero detesta la incertidumbre, respondió a la pelea con un 6% menos para la compañía de autos eléctricos. ¿Coincidencia? Difícil creerlo. Al final, los celos políticos también se cobran en la bolsa.

Y POR SI quedaba alguna duda de que esto es más personal que ideológico, Musk lanzó otra perlita digital: que está bien con los recortes a los créditos… siempre y cuando también recorten “la montaña de grasa repugnante” del presupuesto. Nada como una metáfora culinaria para mostrar desdén por los excesos fiscales.

¿Y QUÉ nos deja esta tragicomedia? Pues una advertencia clara: los idilios en la política estadounidense duran lo que un tweet sin filtro. Hoy son socios estratégicos; mañana, enemigos jurados. Y como siempre, los ciudadanos quedan viendo desde la banca cómo dos egos colosales juegan a ver quién tiene la última palabra.

ASÍ QUE, estimados lectores, pónganse cómodos porque esta guerra apenas empieza. Entre el misil verbal de Trump y la metralla digital de Musk, el cielo se va a llenar de fuegos artificiales… pero no por el 4 de julio. ¡Salud por el amor que fue y ya no es! Y como en todo buen Nido de Víboras, aquí nadie se salva del veneno.@Nido_DeViboras

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