- Alfonso Arau a sus 93 años, subraya, sigue siendo cineasta y vive como tal.
STAFF / AGENCIA REFORMA
CIUDAD DE MÉXICO.- A Alfonso Arau le disgusta el prefijo “ex”, utilizado para quien ha dejado de ser algo. Él, a sus 93 años, subraya, sigue siendo cineasta y vive como tal.
Tan se mantiene vigente que ya prepara su regreso detrás de las cámaras. Con este proyecto, entrará a un selecto grupo de realizadores nonagenarios en activo, como Clint Eastwood, James Ivory y Roman Polanski. Está emocionado.
“Nunca me voy a retirar. Cuando se retira uno, se muere”, reflexiona en entrevista, desde Los Ángeles, el también actor, músico, bailarín y mimo. Agrega que está sano, fuerte y lúcido.
Su próximo filme se llamará Cual Pluma al Viento. El multiganador del Ariel y nominado al BAFTA, pionero en llevar el cine mexicano a escala global con Como Agua para Chocolate (1992), ya busca locaciones.
“Ocurre en Juchitán, Oaxaca, con la cultura zapoteca. Es sobre una bebé indígena. Viene un matrimonio de estadounidenses de origen irlandés, católicos, y se la lleva.
“Son personas buenas y hacen que esta niña se eduque en las mejores escuelas. Es su vida hasta que es una mujer de unos 21, 22 años. Pasa en la época actual”, adelanta el autor de más de una docena de títulos.
La película, con guion de su autoría, está basada en un caso real que revolotea por su mente desde hace tiempo. Tiene aires de Como Agua…, que rodó basado en la novela de Laura Esquivel.
Hay elementos como la familia, las tradiciones y el matriarcado, comenta. Al frente está una mujer con mucha profundidad sicológica, con una historia atravesada por un filtro de realismo mágico.
“Es local y universal. Tiene todos los elementos que yo usé en Como Agua… Ya hice eso y resultó muy bien”.
Arau sabe que buena parte del éxito del proyecto dependerá de la elección correcta de la actriz protagónica. Por el momento, se encuentra sondeando la financiación y Netflix está en la baraja.
“Netflix tiene su propio estilo, suelen estar interesados más en cosas directas y de gran público. El realismo mágico es de un público normal. Pero Como Agua… la han visto 14 millones de personas en el mundo. Con eso me conformo.
“Hacer películas nunca es fácil. Ninguna, menos la primera, que es imposible”, agrega el también realizador de Un Paseo por las Nubes.
No es tan común ver a un nonagenario repleto de energía para encarar nuevos desafíos profesionales. Al propio Arau, quien continúa escribiendo guiones que tal vez también alcance a rodar, le sorprende su longevidad.
“En mi familia soy el único que ha vivido tanto. Mi padre murió a los 41 y mi madre a los 50”.
A fortalecer su espíritu también lo alienta, agrega, aquel curioso contrato que firmó hace décadas con su amigo, el artista chileno Alejandro Jodorowsky, quien es tres años mayor. No pueden morirse antes de los 120 años.
“Y vamos bien los dos”, asegura.
NO LO ENDULZA NUEVO ‘CHOCOLATE’
A Alfonso Arau le daba mala espina la serie de Como Agua…. Tras haberla visto, comprobó, dice, que su intuición era correcta.
“Laura Esquivel ya dijo que lo que hicieron no tiene nada que ver con su libro. De mi película copiaron una que otra cosa. El guion parece que lo hizo la inteligencia artificial.
“Se metió Salma Hayek a producirla y la hizo a su modo”, critica. “No me gustó, para nada”.
Arau cree que si algo ya se filmó, y bien, no debería dar pie a nuevas versiones. Él mismo, reconoce, tuvo ofertas para hacer una continuación (la novela “El Diario de Tita”), pero siempre dijo que no.
Pero algo bueno, al menos, le ha pasado a Arau a raíz de la serie. Las reproducciones en streaming de su película de 1992 se dispararon.
LO CHOCAN
Hace unos días, Alfonso Arau estaba en el norte de México en busca de locaciones para su nueva película. En dirección a Laredo, Texas, para tomar un vuelo hacia Los Ángeles, conducía por Nuevo Laredo cuando fue chocado.
El vehículo que lo impactó tenía al volante a una mujer que estaba aprendiendo a manejar, sostiene.
“Me aventó contra otro carro. Fueron tres carros involucrados”.
Un periódico local, asegura, tergiversó los hechos y lo mencionó a él como responsable del incidente.
“No choqué, ella me chocó. El otro coche no tenía seguro. Fue un accidente menor. Nadie salió lastimado, en lo absoluto. Los vecinos fueron de lo más amables”.