- El aroma a incienso se mezcla con el calor de la tierra yucateca. En el corazón de Tizimín, el tiempo parece detenerse y acelerarse al mismo tiempo.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
TIZIMÍN, YUC.- El aroma a incienso se mezcla con el calor de la tierra yucateca. En el corazón de Tizimín, el tiempo parece detenerse y acelerarse al mismo tiempo.
Desde el pasado 28 de diciembre, la “Ciudad de los Reyes” ha dejado de ser un punto tranquilo en el mapa para convertirse en el epicentro espiritual y cultural del sureste mexicano.
La bajada de las imágenes de Melchor, Gaspar y Baltasar no fue solo un acto litúrgico; fue el disparo de salida para una festividad que carga con más de 400 años de historia sobre los hombros de sus habitantes.
Caminar hoy por las inmediaciones de la Parroquia de los Santos Reyes es ser testigo de una marea humana.
Peregrinos de todo el país, con el rostro marcado por el sol y la esperanza, aguardan su turno para acercarse a los nichos. No es para menos: Tizimín resguarda uno de los santuarios dedicados a los Magos de Oriente más importantes del mundo.
El clímax de esta entrega religiosa se espera para el próximo seis de enero, cuando la Epifanía transforme las calles en un río de oraciones y flores, consolidando a este municipio como un pilar del turismo religioso en México.
Pero la Feria de Reyes es un animal de dos rostros: el místico y el festivo. Mientras en el templo reina el silencio, en el recinto ferial la vida estalla en colores.
La Expo Feria ya calienta motores para su inauguración oficial este dos de enero, prometiendo ser el escaparate de la identidad yucateca:
La Vaquería es el zapateo de la jarana y el despliegue de los hipiles bordados que anuncian la identidad de un pueblo vivo.
Las exposiciones agropecuarias recuerdan que Tizimín es el gigante ganadero de la región.
Las corridas de toros y charlotadas mantienen viva la herencia ecuestre. Con una afluencia que suele superar el millón de visitantes, esta celebración se ratifica como la segunda más importante del estado, solo detrás de Xmatkuil, pero con un misticismo que ninguna otra puede igualar.
La música no parará pronto. Entre conciertos gratuitos y el sabor de la gastronomía local (donde el aroma a cochinita y relleno negro domina el aire), la feria se extenderá hasta el 19 de enero, cerrando con un broche de oro musical el día 25.
Tizimín no solo celebra a sus Santos Reyes, también su resistencia cultural. En cada danza, en cada transacción ganadera y en cada vela encendida, la ciudad le recuerda al mundo por qué es el emblema del turismo regional.




