- Los senadores Geovanna Bañuelos y Gino Segura proponen reconocer en la Constitución los derechos de los trabajadores independientes.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- En un país donde el trabajo dignifica pero no siempre protege, millones de mexicanas y mexicanos que ejercen su labor de forma independiente siguen esperando el reconocimiento que les haga justicia. Son profesionistas, comerciantes, artesanos y prestadores de servicios que, pese a su contribución a la economía nacional, permanecen en la sombra jurídica, sin derechos laborales garantizados. Hoy, esa realidad podría empezar a cambiar.
La senadora Geovanna Bañuelos, acompañada por el senador Eugenio Segura Vázquez, alzó la voz en nombre de ese 25% de la fuerza productiva que vive al margen del régimen formal. En conferencia de prensa, presentó una iniciativa que busca reformar el Artículo 123 Constitucional para incluir de manera explícita el reconocimiento del trabajo independiente. Se trata de un paso crucial para cerrar la brecha que separa a los empleados asalariados de quienes, por cuenta propia, se esfuerzan por sostener su hogar sin contar con protección social estable.
“Necesitamos incluir a las y los trabajadores independientes en la serie de derechos que están ya reconocidos en la Constitución y en la Ley Federal del Trabajo”, afirmó la legisladora zacatecana. Y no se trata solo de palabras: con esta propuesta, se abriría la puerta a que este sector acceda a condiciones dignas de trabajo, capacitación, salud, pensión y vivienda. Todo, con base en ingresos comprobables, y bajo un esquema que facilite su incorporación voluntaria al sistema formal sin que ello represente una barrera económica.
Actualmente, estos trabajadores deben afiliarse por su cuenta al IMSS si desean tener cobertura médica o pensión, lo que muchos no pueden costear. La iniciativa busca romper ese círculo de exclusión y otorgarles un piso mínimo de seguridad, reconociendo su derecho a trabajar con dignidad.
La reforma plantea además la realización de foros nacionales para recoger voces de especialistas, trabajadores y autoridades. Si algo ha faltado, es precisamente escucharlos a ellos: quienes todos los días salen a ganarse la vida sin red de protección, sin contrato y, muchas veces, sin futuro asegurado.
El debate ya comenzó. Y con él, una esperanza: que el trabajo independiente deje de ser sinónimo de precariedad, y se convierta, al fin, en una modalidad reconocida y respetada por la Constitución Mexicana.
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