Crímenes políticos y mensajes sombríos

Fecha:

Elmer Ancona Dorantes

El año pasado me tocó colaborar en la campaña política de un buen amigo que compitió por la gubernatura de un estado; todo iba viento en popa, todo pintaba muy bien hasta que llegó la amenaza de muerte.

El mensaje fue claro y directo: tenía que bajarse de la contienda, cosa que no hizo. El candidato difundió por todos los medios, por todas las redes sociales esta amenaza e, incluso, fue directo a la Fiscalía General del Estado a denunciar el brutal amago.

Aunque afortunadamente la amenaza no pasó a más por la repercusión mediática que tuvo a nivel nacional, los adversarios del candidato opositor lograron su objetivo: frenar los ánimos y el espíritu de lucha del contendiente.

Perdió las elecciones el que, desde mi punto de vista, tenía amplias posibilidades de obtener el triunfo por su carisma, por los buenos gobiernos municipales que tuvo en dos ocasiones, por la calidad de su discurso.

- Anuncio -

El lamentable hecho me dejó pensando que los sicarios no tienen que disparar un solo cartucho para “herir” a su objetivo; en muchas ocasiones, basta con mandar el mensaje de sus amos, de sus dueños, para cumplir con la tarea que les fue encomendada: desactivar al adversario.

Por supuesto, haber acabado con la vida del candidato -que goza de amplio prestigio-, pudo haberles acarreado más consecuencias negativas que beneficios, por lo tanto, “midieron” bien la estrategia de “exterminio”. Consiguieron lo que querían.

Muy diferente sucedió con los colaboradores de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, que fueron arteramente asesinados en una de las zonas más transitadas de la Capital.

Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz Vega -que en paz descansen- fueron blanco del crimen organizado; ambos jóvenes perdieron la vida cuando un pequeño equipo de sicarios los cazó de manera perfecta.

Tanto la secretaria particular como el principal asesor de gobierno pagaron las consecuencias de algo que parece moverse en lo más turbio, en lo más pestilente del mundo de la política.

Quienes acabaron con su vida sabían bien que el “mensaje” político llegaría a todo el mundo. El entrenamiento militarizado o paramilitarizado -como quiera verse-, deja ver que los operadores, que las mentes brillantes de este crimen, lograrían los resultados propuestos.

Dejaron en claro, por lo menos, algunos elementos clave que hay que tomar en cuenta como analistas:

  • 1) Estructura y capacidad técnica: Los agresores (tanto la “inteligencia” como los ejecutores) tienen metodología, proceso y diagnóstico para operar asesinatos de esta naturaleza. En este caso fueron Ximena y José, pero pudo haber sido, sin problema alguno, la mismísima Clara Brugada.
  • 2) El cobro de factura. Todo parece indicar que el móvil fue un cheque sin fondos, un ajuste de cuentas por un compromiso o pacto “no cumplido”. “Sabes con quién te metes, conoces nuestros alcances y no estamos para juegos”, le mandaron a decir a la jefa de Gobierno.
  • 3) Los alcances políticos: Quien sabe de estos temas, no dudaría en pensar que hubo un juego de tres bandas que le pegó a la mismísima Presidencia de la República. El rebote fue tal que la sacudida llegó a las altas esferas de los gobiernos, tanto el nacional como los internacionales. El poder no se mide con las balas, sino con los alcances. Algún político, sin lugar a duda, se va a ver obligado a renegociar sus “acuerdos”, sus “compromisos” para detener otros episodios como este.
  • 4) La infiltración: Quien operó este lamentable y trágico acontecimiento en la CDMX tiene acceso a las agendas de los funcionarios de primer nivel de gobierno; incluso, no es de dudar, tiene interceptadas sus comunicaciones; aún más, tiene la capacidad de dar órdenes, como para decir “te quiero a las 8 de la mañana en tal esquina para que recojas el paquete”.

Este tipo de mensajes de ultratumba que envían las mafias más pestilentes que operan en este país, únicamente reflejan los enredos, las transas, los sucios negocios que “cierra” el crimen organizado con los funcionarios públicos en los tres órdenes de gobierno.

Algunos de estos servidores públicos, por supuesto, podrían gozar de una conducta intachable en el ejercicio de sus administraciones, pero no logran salvarse de los mensajes, de los amagos, directos o indirectos, de quienes operan negocios turbios con ganancias multimillonarias.

Otro ejemplo: el traslado de toda la familia de un importante narcotraficante de México a Estados Unidos, mandó mensajes claros y directos de algo que está por suceder en el país y que cimbrará, indiscutiblemente, las estructuras políticas al más alto nivel. Los pactos se rompieron, los lazos se disolvieron, por lo tanto, ya no hay compromisos que respetar.

Como ciudadanos, lo único que nos queda es estar pendientes de lo que hagan nuestros gobernantes, exigirles cuentas claras y entender, a cabalidad, los mensajes ocultos que se mandan entre grupos, para saber qué tanto aval y que tanta confianza podemos depositar en quienes nos gobiernan.

Como ciudadanos, no podemos ser cómplices de ningún político que, aparente o directamente, podría estar coludido con el crimen organizado. No debemos ser parte de estos mensajes sombríos y de ultratumba.

@elmerando

- Anuncio -
Guardar esta Publicación

Compartir:

Suscríbete

Lo + Popular

Más como esto
Relacionado

Acusa empresario presión política

Luego de que el Gobierno exhibiera sus adeudos, Grupo Salinas, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, acusó acoso sistemático y presión política.

Bajan calificación a financieras vetadas por EU

Fitch Ratings bajó las calificaciones nacionales de riesgo de largo y corto plazo a Intercam Banco, Intercam Grupo Financiero, CIBanco y Vector Casa de Bolsa, y las colocó en observación negativa.

Cancela EU negociación comercial con Canadá

El Presidente Donald Trump dio ayer por terminadas todas las negociaciones comerciales con Canadá.

Aumenta el encono contra titular del PJ

Los dichos de Rafael Guerra, presidente del Poder Judicial local (PJCDMX) sobre que los trabajadores que se encuentran en paro no cuentan con una representación formal sólo ahondaron el encono.