- Plantean senadores, especialistas y funcionarios que ciudadanía deje de ser espectadora y se convierta en protagonista del gasto público.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- No se necesita una gran revolución para transformar una ciudad. A veces, basta con que los vecinos se sienten, dialoguen y decidan juntos qué necesita su comunidad.
Esa es la esencia del presupuesto participativo, una herramienta que permite a la ciudadanía decidir directamente en qué se invierte una parte del dinero público.
El pasado viernes, el Senado de la República abrió sus puertas para reflexionar justamente sobre eso. En el foro “Invierte en tu colonia”, legisladores, expertos electorales y ciudadanos coincidieron en algo fundamental: es tiempo de que la ciudadanía deje de ser espectadora y se convierta en protagonista del gasto público.
El senador Félix Salgado Macedonio lo dijo claro desde el inicio: “Así como la democracia debe ser participativa, también lo deben ser los presupuestos”. Y es que, durante años, muchas decisiones sobre obras y servicios públicos han sido tomadas desde oficinas lejanas a la realidad cotidiana de las colonias.
Hoy, esa lógica comienza a cambiar.
Patricia Avendaño Durán, presidenta del Instituto Electoral de la Ciudad de México, recordó que este mecanismo existe desde hace una década en la capital, pero su potencial aún no ha sido explotado. “Sirve para reconstruir el tejido social, fomentar la solidaridad y que las personas recuperen el control sobre su entorno”, explicó.
Y es que no se trata solo de obras. El presupuesto participativo también es una forma de fortalecer la comunidad, de que los vecinos se escuchen, de que se generen diagnósticos reales y se propongan soluciones viables, como subrayó el consejero Ernesto Ramos Mega.
Actualmente, apenas el 4% del presupuesto de las alcaldías de CDMX se destina a este rubro, pero su impacto puede ser mucho mayor si se acompaña de reformas que garanticen transparencia y seguimiento.
De hecho, esa fue una de las principales demandas del foro.
“Quienes mejor saben lo que necesita una colonia son quienes la habitan”, afirmó Alejandro Noriega González, del IECM.
Y con razón. Son ellos quienes viven las calles sin luz, los parques abandonados, las banquetas rotas.
Son ellos quienes pueden proponer qué cambiar y cómo hacerlo.
La activista Vanessa Cortés, de Virtud Bodet, cerró con un llamado contundente: “Tenemos una herramienta poderosa para mejorar nuestras comunidades, pero necesitamos usarla”.
El mensaje que dejó este encuentro es que participar no es solo opinar: es decidir, influir y transformar.
En un país ávido de soluciones reales, el presupuesto participativo puede ser el puente entre el hartazgo y la esperanza.
Y todo comienza, literalmente, desde la cuadra.