- Crean el FAISPIAM, el fondo que devuelve la voz a las comunidades indígenas y afromexicanas.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- Por generaciones, los pueblos indígenas y afromexicanos de México han visto pasar presupuestos, promesas y discursos sin que nada cambie en sus comunidades. Caminos sin pavimentar, centros de salud a medias y escuelas con techos de lámina han sido parte del paisaje cotidiano. Pero eso podría comenzar a cambiar con la creación del FAISPIAM.
El nuevo Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social para Pueblos Indígenas y Afromexicanos no es sólo un mecanismo financiero. Es una respuesta largamente esperada a una exigencia de justicia histórica. Esta vez, serán las propias comunidades quienes definan su destino.
Con más de 12 mil millones de pesos asignados, este fondo representa el 10% del total destinado al FAIS para 2025. Pero lo más relevante no es el monto, sino la autonomía con la que se ejercerá. Como lo expresó la senadora Edith López Hernández, ahora las decisiones no pasarán por intermediarios: serán tomadas en asambleas por los propios pueblos.
Las reglas de operación, ya publicadas en el Diario Oficial de la Federación, incluyen la formación de comités comunitarios de administración y vigilancia, una medida pensada para garantizar la transparencia y el uso adecuado de los recursos. Estos comités no sólo manejarán fondos: construirán confianza, cohesión social y una nueva relación con el Estado.
La senadora María Martina Kantún Can lo resumió de forma contundente: “Hoy se ha hecho justicia”. Y es que, más allá de los números, el FAISPIAM es una herramienta de empoderamiento colectivo, y también un símbolo. Simboliza un país que empieza a mirar con dignidad a quienes fueron excluidos de las decisiones y del desarrollo.
La lucha no termina aquí. Todavía queda camino por recorrer: el de la consulta para la nueva Ley sobre Derechos de Pueblos Indígenas y Afromexicanos, y el fortalecimiento del Catálogo Nacional para incluir a todas las comunidades. Pero el paso ya se dio. Y esta vez, lo dieron ellas y ellos.
Desde las asambleas comunitarias, desde la palabra hablada en lenguas originarias, la democracia vuelve a sus raíces. Porque en esta nueva etapa, los recursos del pueblo regresan al pueblo.
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