- Donación de órganos: la cultura del regalo de vida que México no ha logrado consolidar.
FELIPE VILLA
CIUDAD DE MÉXICO.- En los hospitales de México, cada día transcurre con miles de personas aferrándose a la esperanza de un milagro que no llega: un riñón, un corazón, una nueva oportunidad de vivir. Y sin embargo, el país sigue arrastrando una dolorosa estadística: más del 96% de los pacientes en lista de espera por un un riñón no reciben la donación que necesitan.
Ante esta alarmante realidad, el senador Miguel Márquez Márquez alzó la voz desde tribuna. Su discurso no fue técnico ni frío. Fue un llamado humanitario, uno que enfrentó con crudeza los datos: de las 18,940 personas en espera de un órgano, 15,837 requieren un riñón, pero apenas se han realizado 554 trasplantes. Es decir, se cubre solo el 3.5% de la demanda. La cifra no solo indigna, obliga a actuar.
El problema, explicó Márquez, no es sólo médico, sino cultural y estructural. A pesar de que México registró en 2022 más de 847 mil defunciones, y que se estima que el 3% de las muertes hospitalarias podrían ser potenciales donantes, solo se identificaron 4,089 posibles casos en el sistema, cuando la cifra potencial rondaba los 10,440. Más del 60% de oportunidades para salvar vidas se perdieron por falta de identificación, capacitación o protocolos claros.
Por eso, la propuesta de reforma a la Ley General de Salud busca hacer cambios puntuales pero profundos: incorporar conceptos médicos clave como “estado neurocrítico”, y obligar a hospitales públicos y privados a notificar al sistema nacional de trasplantes cuando haya un paciente con lesiones incompatibles con la vida. Esto no modifica los derechos de las familias ni impone decisiones. Se trata de garantizar que cada posible oportunidad no se pierda por omisión.
En su intervención, el legislador subrayó que la iniciativa ha sido trabajada con médicos, como el doctor Falconi en Guanajuato, y que respeta profundamente el proceso de duelo. “Donar es un acto supremo de amor, pero respetar el dolor es el primer paso para construir confianza”, dijo con firmeza.
El gran reto es cultural. Aún hay miedo, desinformación y desconfianza. Pero también hay esperanza. El camino hacia una cultura sólida de donación requiere educación, empatía y políticas públicas coherentes que faciliten el proceso, sin presión ni violencia emocional.
México, como bien señaló el senador Márquez, tiene una oportunidad invaluable para transformar este panorama. Una ley no cambia la cultura por sí sola, pero puede abrir la puerta a un nuevo pacto de humanidad entre quienes pueden dar y quienes esperan, cada día, con el alma en vilo, un regalo que podría salvarles la vida.
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