- El proyecto FARO se inscribe en lo que la administración estatal denomina el Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo.
STAFF / LUCES DEL SIGLO
CHETUMAL, Q. ROO.– La mañana apenas despuntaba el pasado sábado cuando la gobernadora Mara Lezama caminó entre columnas frescas de concreto y techos recién ensamblados. En el noreste de Chetumal, donde hasta hace poco sólo había maleza y abandono, ahora se levanta una estructura que promete ser mucho más que un edificio: la Fábrica de Artes y Oficios (FARO), un centro de oportunidades que apuesta por prevenir la violencia y acercar alternativas reales a la juventud quintanarroense.
Con una inversión de más de 61 millones de pesos en obra y otros 6 millones para equipamiento, el FARO Chetumal forma parte de una estrategia más amplia de los gobiernos emanados de la Cuarta Transformación, orientada a prevenir el delito desde su raíz: la falta de oportunidades. No se trata sólo de construir infraestructura, sino de generar entornos donde la educación, el arte y el trabajo digno sean una opción antes que las redes del crimen organizado.
“El FARO será un símbolo de desarrollo, aprendizaje y esperanza para miles de othonenses”, dijo la gobernadora, flanqueada por el secretario de Bienestar, Pablo Bustamante, y el titular de Obras Públicas, José Rafael Lara. Con un proyecto que beneficiará directamente a más de 169 mil habitantes, el nuevo recinto se suma al que ya opera en Cancún y al que próximamente se edificará en Playa del Carmen.
Espacios con vocación comunitaria
Las instalaciones del FARO no solo contemplan talleres técnicos; están diseñadas como espacios multifuncionales para el desarrollo cultural y social. El edificio cuenta con auditorio para 150 personas, camerinos, foros y cabinas de grabación, aulas de carpintería, costura, danza, música, y una ludoteca para el cuidado infantil. Además, se integrará un comedor y área administrativa, bajo un esquema que busca combinar aprendizaje, convivencia y atención social.
Los cursos planeados —desde yoga y gastronomía hasta prevención de adicciones y violencia familiar— reflejan una visión integral de la seguridad comunitaria. “Con el FARO, cerramos brechas de desigualdad y brindamos herramientas reales a nuestros jóvenes para que se alejen de los caminos delictivos”, apuntó Lezama.
Un modelo probado
El modelo FARO en Cancún, implementado por la Secretaría de Bienestar, ha demostrado eficacia en zonas con altos índices delictivos. A través de actividades culturales y formativas, ha sido posible recuperar espacios públicos y fortalecer redes comunitarias. Este enfoque ahora se replica en Chetumal con la intención de crear entornos de dignidad, desarrollo y paz.
En este marco, también se integrará el programa “FARO del Bienestar”, que fortalece la formación de agentes culturales comunitarios. Estos actores sociales se convierten en replicadores del conocimiento al interior de sus colonias, generando un impacto multiplicador en su entorno.
Compromiso con el futuro
El proyecto FARO se inscribe en lo que la administración estatal denomina el Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo, un pacto que prioriza la atención directa a las comunidades. “De esto se trata este nuevo acuerdo: de escuchar y atender a nuestra gente, de crear condiciones de desarrollo justo para todos los rincones del estado”, expresó la gobernadora al concluir su recorrido.
El FARO Chetumal será, en palabras de sus impulsores, más que un centro de talleres: será un refugio para el talento joven, una alternativa frente a las presiones del entorno, y un espacio donde las decisiones de vida no estén marcadas por la necesidad, sino por la posibilidad de elegir un futuro distinto.
Así, entre materiales de construcción aún frescos y la esperanza de cientos de jóvenes por descubrir sus capacidades, el gobierno estatal avanza en su estrategia de prevención del delito con enfoque comunitario, convencido de que un taller de carpintería, una clase de música o una sesión de orientación puede cambiar el destino de una vida.